CÓMO ME SIENTO CADA VEZ QUE MI MUJER ME PONE LOS CUERNOS
Es una sensación emocional que no es comparable a ninguna otra que haya sentido. Nada hay parecido a los sentimientos que tengo cuando veo o sé que mi mujer está follando con otro hombre.
Puedo sentir la angustia dentro de mi pecho… como un nudo de emociones hirvientes y agitadas. Todo en mí está centrado en mi mujer. Me convierte en un marido diferente y mejor. Sabe que ponerme los cuernos es la mejor manera de sacar cualquier cosa que quiera de mi… ya sean atenciones o regalos para ella.
Hace de mí lo que quiere, y todo se debe a que se acuesta con otros. Si la veo coqueteando, me excito… mi corazón late más rápido y la polla se me pone tiesa. Mi mujer se da cuenta cuando me mira para saber si la he visto coquetear. Ella me deja ver a propósito porque sabe que me voy a emocionar y excitar.
Si planea una cita, me lo dice. Me enciendo al instante y me emociono sexualmente por ella. Mis celos arden por dentro, y me siento traicionado, dolido, confuso, torturado. Sin embargo, a pesar de todo, mi erección es furiosa y mi excitación crece poco a poco. Si me dice que la vista y que elija yo la ropa, aumentan mis celos y mi nerviosismo. Elijo su ropa y la pongo encima de la cama. La observo mientras se desnuda, aunque hay veces que no me deja verla antes de meterse en la ducha. Observo a través del cristal mientras se limpia para otro hombre. Mis sentimientos gritan justo cuando sale del baño envuelta en una toalla. Si me lo pide la afeito cuidadosamente para su amante, para que esté suave y lisa cuando la toque. Luego la observo cómo se viste con la lencería que le compré.
La observo, con los celos ardiendo en mi estómago al verla sonreír al oír el claxon del coche. Él lo hace a propósito, tal y como le dijo mi mujer. Sabe que las cortinas se moverán y la gente en la calle mirará hacia afuera y la verá subiendo a un coche vestida para salir por la noche. Ella se dirige emocionada a la puerta para salir con su amante. Abre la puerta antes de girarse y lanzarme algo... sus bragas. La veo subir al coche y él la besa, luego se van.
Mi estómago se revuelve, me da vueltas la cabeza, el corazón me late con celos furiosos. Camino de un lado a otro por la casa vacía frustrado, con una ansiedad y una confusión que recorre todo mi cuerpo. Mis emociones arden intensamente, dejándome temblando y casi llorando de tormento. Pero la erección que late entre mis piernas, la humedad que siento en la punta de mi polla, dolorosamente hinchada. me dicen que estoy en el paraíso sexual...porque soy un marido cornudo que estoy en uno de esos momentos culminantes.. He aprendido que es la mezcla de sentimientos tortuosos y emociones desgarradas lo que me da tanto placer. El tormento puro de saber que mi esposa está disfrutando de una velada con un amante, seguida de una fantástica sesión de sexo... Esto es lo que sueña un cornudo como yo. Será una noche larga porque no podré apagar estos sentimientos hasta que vuelva a tener a mi esposa en brazos... O que el sueño me atrape si no vuelve.
Esta noche los dos vuelven a nuestra casa temprano. Oigo el coche llegar y cuando entran en la casa. Puedo oír sus besos y sus risitas mientras pasan por la puerta del salón y suben a nuestro dormitorio. Oigo la puerta cerrarse y me dirijo a la habitación de invitados de al lado. Puedo oir a los dos jugando y desnudándose. Los gemidos y risitas de mi mujer me indican qué parte de su cuerpo están tocando. Oí crujir la cama cuando ambos se tumban y más sonidos de besos llegan a mis oídos. Cierro los ojos para intentar imaginar lo que le estaba haciendo.
Escucho el inconfundible gemido que hace mi mujer cuando la están metiendo una polla muy grande. Conozco muy bien este gemido en particular. Mi mujer me había dicho que este chico estaba muy bien dotado, y el sonido no me extraña. Y sí, el sonido hace que los celos me atraviesen el cuerpo. Me viene la respiración con breves jadeos mientras mi corazón late con fuerza en el pecho. De hecho, los sonidos que hace suenan como si la estuviera haciendo daño, lo que supone que la polla es un poco grande para ella... Pero ese sonido se transforma enseguida en uno de placer cada vez que se la mete. Una especie de "¡NOOO!" … SÍ.. DIOS MÍO". Casi seguro que están jugando a que él se la mete un poco, se la saca y así una y otra vez hasta que se la mete entera.
Un par de veces escucho cómo su orgasmo la atravesaba mientras sus chillidos alcanzaban un crescendo. Mi pecho sube y baja y mi pulso se acelera con la angustia. Los celos por mi hermosa y sexy esposa atraviesan todo mi ser, casi destrozándome con su dolor. Escucho cómo los sonidos del amante se intensifican mientras claramente se acerca a su propio clímax. Puedo oír sus gemidos de placer y los fuertes gemidos de mi esposa mientras él embiste profundamente dentro de ella una y otra vez. Luego, tras un gemido profundo y largo de él y un grito agudo y luego silencioso de mi esposa... supe que ya han terminado.
Mis
emociones finalmente me atraviesan y culminan en el éxtasis del
cornudo. Un marido cornudo que luce la erección más dura que puede
tener... una erección furiosa y palpitante, que delata que estoy muy
excitado sexualmente.
Sí. Al final, disfruto toda esta
experiencia. El subidón que se produce no se puede experimentar de
ninguna otra manera.
Solo podían permitirme una pizca más de placer esta noche. A veces me piden que haga las tareas de limpieza con ella. No me decepcionó, oí a mi esposa llamarme por mi nombre... sabía que yo la escucharía. Entré y los encontré aún juntos en nuestra cama, sus piernas rodeando su espalda, sujetándolo profundamente dentro de ella, drenando hasta la última gota de su esperma. Se me quemó la cara y el estómago se me revolvió de envidia. La colcha fue tirada al suelo, las sábanas por todas partes. Ambos vieron mis lágrimas y luego mi pene erecto, que era evidente, y los dos se rieron de mí. Vi cómo su polla flácida se retiraba de mi mujer, aún de unos 15 centímetros de largo comparado con mis 9 cuando estaba completamente erecto.
Me arrodillé en el suelo frente a ella mientras él iba al baño y miré el sexo inflamado y hinchado de mi esposa. Sentí su mano en mi cabeza mientras me atraía hacia sí y yo hice el deber definitivo de usando mi lengua sobre su sexo sin filtro maltratado. Podía saborearle a él y a ella. Me atrajo más fuerte mientras yo la lamía y chilló cuando la llevé al orgasmo un par de veces más. Podía sentir mi erección palpitante contra la cama mientras daba placer a mi mujer, duro, dolorosamente fuerte... pero sin usar y sin necesidad... redundante. Este es mi lugar... Mi lugar definitivo para darle orgasmos a mi maravillosa esposa mientras ella es satisfecha por otro hombre, llena de su semilla.
Cuando estuvo contenta, me apartó y me dijo que él se quedaba a dormir. Dormí en la habitación de invitados y les escuché varias veces más cómo follaban. Me quedé tumbado sin poder dormir, con la erección furiosa toda la noche y con mi polla dolorida dentro de la jaulita, goteando abundantemente... emocionado sin esperanza de liberación... No quería dormir porque mi preciosa hotwife esta noche me ha convertido en un perfecto cornudo cabrón. Amo a mi mujer.




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